El Gobierno de Bolivia rechazó ayer el anuncio de Fitch Ratings que otorgó al país una calificación de riesgo de B-, con lo que pasó de estable a negativa, y consideró que la calificadora no evalúo la “estabilidad” de la economía boliviana en un contexto de “incertidumbre” global.
Fitch Ratings reportó en un informe la “rebaja” en la Calificación de Incumplimiento de Emisor (IDR) de B a B-, que “refleja el agotamiento de sus reservas de liquidez externa”, lo que ha incrementado la “incertidumbre a corto plazo y los riesgos macroeconómicos” en Bolivia.
La calificadora hizo referencia a la “continua caída” de las Reservas Internacionales Netas (RIN) que coloca al país ante el riesgo de un “shock de desconfianza”.
En ese sentido, el Ministerio de Economía dijo que Fitch Ratings basó su calificación en la “variación” de las RIN y no tomó en cuenta “las fortalezas de la economía boliviana” como la “estabilidad económica” posterior a la pandemia y pese a la “incertidumbre de la economía” global.
También citó otros “indicadores de estabilidad” en Bolivia como la “inflación más baja” de Suramérica, el “récord de exportaciones”, una mayor recaudación tributaria y un crecimiento del 4,3% en el tercer trimestre de 2022.
Sobre la inflación, la calificadora señaló que evidentemente está “entre las más bajas del mundo”, con “fuertes subsidios y controles de precios”, pero entraña riesgos que están en función de la solución a la disponibilidad de divisas.
En las últimas semanas, el país ha atravesado por una elevada demanda de dólares que, según el Gobierno, responde a un clima de “especulación”.
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