Tras el difícil y a la vez exitoso desbloqueo de caminos en Parotani, Valle Alto cochabambino, que permite la circulación entre Cochabamba y el occidente del país, el gobierno retomó la iniciativa política.
Parotani era un punto clave para el flujo vehicular de Cochabamba hacia La Paz y Oruro. El otro punto crucial es Mairana, ya que si se logra desbloquear, habrá paso por la carretera antigua a Santa Cruz y por lo tanto se habilitará nuevamente el tráfico de Cochabamba al oriente y, de paso, el de todo el eje central. Los otros 16 puntos de bloqueo en el Chapare serán irrelevantes y solo perjudicará a la población de esa región.
Habiendo aprendido de los dos anteriores operativos fallidos (el primero de Parotani y el de Mairana), se puede prever que el siguiente intento policial-militar tendrá éxito y la carretera antigua será habilitada. Con ello, Evo Morales ya no tendrá capacidad de presionar al gobierno de manera efectiva.
Tras 20 días de extenuante bloqueo, Morales está más débil y más bien se ha alejado de sus dos objetivos principales: ser habilitado para participar en las elecciones de 2025 y que queden sin efecto las acusaciones de estupro en su contra. Su radicalismo lo está marginalizando progresivamente de la vida política nacional.
Mientras tanto, en una acción un tanto patética, empezó su huelga de hambre para exigir un diálogo. Su medida llega un mes después de la oferta de diálogo que precisamente le ofreció el régimen y que él rechazó.
Tras el desbloqueo en Parotani, primero, imitando el estilo del régimen del salvadoreño Nayib Bukele, el ministro de Gobierno Eduardo Del Castillo exhibió en el patio de la Academia Policial de La Paz a 55 de los 66 detenidos por los sucesos de Parotani.
Segundo, el presidente Luis Arce rechazó de plano iniciar un diálogo con Morales, líder de un bloqueo que dura ya 20 días en el Chapare y que ha generado enormes pérdidas económicas, especialmente en los sectores de transporte, comercio, avícola y de turismo.
Las críticas a Morales le llegan de todos los sectores, al punto que el viernes por la noche dio una aparente señal de retroceso “al pedir a sus bases” que suspendieran el bloqueo y anunciar que él iniciaría una huelga de hambre para forzar a un diálogo con las autoridades, para analizar dos temas: soluciones económicas para el país y los procesos judiciales en su contra.
Aunque luego dirigentes intermedios del Chapare rechazaron el pedido de Morales y dijeron que continuarán con el bloqueo, es evidente que el expresidente está debilitado y no han logrado lo que esperaba: arrinconar al gobierno al punto de hacer renunciar a Arce o forzar a las instituciones a habilitarlo como candidato.
La toma de tres regimientos militares el viernes fue también un exceso, del que seguramente Morales y su círculo cercano después se arrepintieron. El uso indiscriminado de cargas de dinamita y los 19 policías heridos terminaron por mostrar a Morales como un dirigente en plena acción sediciosa, pero sin poder real para forzar a un cambio de gobierno.
El viernes, los 66 detenidos de Parotani fueron trasladados hacia La Paz para ser exhibidos en horas de la noche. Como eran tantos, se necesitaba un lugar amplio para mostrarlos, y por ello se usó el patio central de la Academia de Policías. A lo Bukele, cada detenido era trasladado, enmanillado por la espalda, con un policía tomándolo del cuello por detrás.
Del Castillo dijo que serán acusados de alzamiento armado, tráfico de armas, tenencia y porte ilícito, instigación pública a delinquir, atentados contra la seguridad de los medios de transporte, seguridad de los servicios públicos, asociación delictuosa y secuestro.
Que se recuerde, esta es la primera vez que un gobierno exhibe de esa manera a detenidos por conflictos sociales. Es posible que sean usados para intentar presionar a Evo Morales en futuras negociaciones tendentes al levantamiento completo del bloqueo.
Via: Brújula Digital