La tumba de Tutmosis II, correspondiente al último rey que quedaba pendiente por descubrir de la dinastía XVIII, 1500 años antes de Cristo, fue recientemente encontrada en los Valles Occidentales de la Necrópolis Tebana, en un hallazgo que revoluciona la arqueología egipcia desde el histórico descubrimiento de la tumba de Tutankamón.
Esto debido a que es la primera vez en más de un siglo, desde el desenterramiento de la tumba de Tutankamón en 1922, que los arqueólogos encuentran la última morada de un faraón egipcio.
Además, Tutmosis II era el bisabuelo del bisabuelo de Tutankamón.
El descubrimiento tomó por sorpresa a los expertos, quienes en un principio creyeron que la tumba pertenecía a una esposa real, Hatshepsut. Sin embargo, la imponente escalinata y la cámara funeraria, decorada con ilustraciones detalladas, sugerían un entierro digno de la realeza. Poco después, los arqueólogos confirmaron que habían encontrado la tumba perdida de Tutmosis II.
Su reinado, que se sitúa entre 1493 y 1479 a.C., quedó opacado por la figura de su padre, Tutmosis I; su esposa, Hatshepsut, una de las pocas mujeres que gobernaron Egipto con pleno derecho y su hijo, Tutmosis III.
Se sabe que. Tutmosis II logró liderar exitosas campañas militares en Nubia, en el sur de Egipto, y en la zona del Levante, donde hoy se encuentran los territorios palestinos, Israel y Siria.
Por el estado en que fue encontrado su cuerpo momificado, se cree que, al momento de fallecer, Tutmosis II, presentaba problemas de salud.
Su sarcófago fue descubierto en 1881 por los egiptólogos Gaston Maspero y Émile Brugsch en Deir el-Bahari, un sitio de templos y tumbas frente a la antigua ciudad de Tebas, en la vera occidental del río Nilo.
No obstante, esa no era su tumba original. Esto debido a que la momia había sido trasladada junto con los cuerpos de varios faraones para protegerlos de los saqueadores de tumbas.
“Gracias a este descubrimiento, resolvimos un gran misterio del antiguo Egipto: la ubicación de las tumbas de los primeros reyes de la XVIII dinastía. La tumba de este ancestro de Tutankamón nunca había sido encontrada porque siempre se creyó que estaba en el otro extremo de la montaña. El momento más emocionante llegó cuando descubrimos que la cámara funeraria estaba decorada con escenas del Amduat, un texto religioso reservado exclusivamente para faraones. Ese fue el primer indicio de que, en realidad, se trataba de la tumba de un rey”, expresó Piers Litherland, director de la misión que dio con la tumba de Tutmosis II.
Via: Opinión